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El "Ensayazo" 14 de agosto de 2010  

Final del Salmo XXIII

 

 

Adoro te devote (preparando el "Ensayazo"

 

 

 

Finde fiesta por Rafael Manero Francés (18 de agosto de 2010)
 

Algunos de nosotros nos quedamos un día más en Comillas (domingo, día 15) y, en el mismo escenario en el que habíamos cantado el día anterior, la Iglesia parroquial, pudimos asistir al concierto "La música de Comillas en su época". Presentación: Enrique Campuzano. Organista: Juan de la Rubia. Obras: Repertorio romántico español y europeo.
La sorpresa, al oír la presentación que hizo Enrique Campuzano, fue comprobar su profundo conocimiento de esa peculiar relación que tuvo con la música nuestro Seminario, desde su fundación y a lo largo de toda su historia. La labor de Campuzano, al frente de esa tarea de recuperar la música que se hizo en la Universidad Pontificia, como una parte fundamental del patrimonio musical de Cantabria,  se ha centrado este año en la música para órgano ( conciertos de los días 13 y 15) y en un concierto coral a cargo de la Capilla Musical del Castillo de Argueso (el próximo día 22) que interpretará, entre otras obras, música tan entrañable para nosotros como el "Ave Maria" de Goicoechea y el "In monte Oliveti" de Prieto.
No pudimos asistir al concierto del día 13, porque en aquellos momentos nos encontrábamos nosotros sumidos en aquel "trance" inicial de nuestro primer ensayo. Pero ¡cuánto nos hubiera gustado escuchar, interpretadas al órgano por Enrique,  "Glosa sobre la Cantiga LXX del Rey Sabio" de Otaño y la "Elevación" de Prieto! De todas formas, el haber podido asistir al concierto de ese extraordinario y jovencísimo organista, Juan de la Rubia, que él nos presentó, y la visita a la Universidad con sus inapreciables explicaciones, como música de fondo, son regalos que de verdad queremos agradecer a Enrique Campuzano, porque enriquecieron nuestro encuentro y lo hicieron aún más inolvidable.
Juan de la Rubia se ganó todos nuestros entusiasmos y admiraciones por la perfección con que interpretó las obras del programa, pero donde llegó a fascinarnos y conmovernos aún más profundamente fue en las obras de Bach que nos dio de propina, correspondiendo generosamente a nuestros aplausos. Tocó de memoria. Y apareció en la pantalla en esa actitud de misteriosa comunión con el instrumento, que tienen algunos de los intérpretes verdaderamente geniales. Son esos los momentos en los que la música parece surgir de lo más hondo del intérprete, que a través de su gesto, nos la hace sentir de una forma que no sabríamos describir con palabras. Fue verdaderamente un maravilloso FIN DE FIESTA. 
Rafael Manero