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Festivales diamantinos de la Ponti  (30 de septiembre 2011)

¡Ay, Alejandro! Pero ¿cómo se te ha ocurrido? ¡Adelantar los contenidos de octubre del blog! Si hubieras incluido un Deo volente, al menos. Y no me vengas con que en esa perífrasis de «iremos publicando» lo único que se expresa es un deseo y que se aprecie la diferencia de matiz con un hipotético «publicaremos» claramente aseverativo. Ahora los asiduos no te perdonarán ni que caigas enfermo. Pero, en fin, a lo hecho, pecho.
Así que, como te veo tan metido por el trabajo y con tan buena disposición, te adjunto, para que con ello quede completo el apartado de las grandes conmemoraciones de la Ponti, la narración de los «festivales diamantinos», que también los 75 tuvieron su celebración.
De las tres partes que componen el libro conmemorativo, sólo te envío la primera, pues las otras dos se ocupan en la descripción y comentario de la exposición bibliográfica que acompañó a los festejos, y en las conferencias que entonces se pronunciaron. Como fácilmente se advierte, se trataba en verdad de los «funerales» de la Ponti y allí nada alcanzó la pompa ni el boato de las anteriores celebraciones.
Seis años más tarde, de aquellos esplendores no quedaría ya nada. Y hoy… hoy ya lo hemos visto, lo hemos sentido íntimamente hace unos días: aún se inclina el alma, melancólica y amorosa hacia las ruinas que conservan entre sus paredes las voces, los juegos, las oraciones, los cantos de quienes allí fuimos y allí, aunque sólo de corazón, somos; pero donde entró la piqueta, donde se introdujeron nuevos materiales y se bruñeron las rocas y se barrieron las losas y se hizo sitio al nuevo siglo, ¡ay!, que tiene algo de mezquino, de frío, de mercenario, que de allí ha huido el espíritu que lo alentó y no resta más que la fábrica y aun ésta tan cambiada que no se halla por ningún lado un hálito de aquella alma que la animó. ¡Ay! Que no nos queda más que suspirar por la patria perdida, por el templo destruido. ¿Peregrinos? ¡Desterrados! Que aquella que fue tierra nuestra ya no es.
Y nada, que me estoy poniendo nostálgico. Que ahí te va el archivo y, con él, la foto que lo ilustra (¿Te reconoces en alguno de esos cantores?). Un abrazo,
(ver documento en la página Archivo histórico de nuestra web >> )
Ramón

 

Carta del coro Cantores de Santo Tomás (27 de noviembre de 2010)

Estimados miembros la Asociación de Amigos de la Schola: El próximo 12 de Diciembre se cumplen treinta años del fallecimiento del Padre José Ignacio Prieto, que en la mitad central del pasado siglo fue Director de la Schola Cantorum de Comillas llevándola a muy altas cotas de calidad musical. Más tarde, en los años setenta, el P. Prieto dirigió el Coro Universitario Santo Tomás de Aquino de la Universidad Complutense de Madrid, el cual fue entonces, seguramente, el mejor coro no profesional de Madrid. Nuestro coro, Cantores de Santo Tomás, fue fundado hace doce años por antiguos miembros del coro Santo Tomás de Aquino, deseando revivir los buenos momentos musicales que conocieron en éste, y muchos de ellos recuerdan al P. Prieto con admiración y cariño. Por eso en el citado aniversario hemos querido rendirle homenaje, e incluiremos en los próximos conciertos que daremos en Madrid los dos trípticos de obras navideñas a cuatro voces mixtas que compuso. Algunas de esas obras nunca se editaron en forma impresa, y han sido escasamente interpretadas en público; estos dos trípticos, de hecho, no figuran entre las partituras accesibles en la página web de esa Asociación. Su nueva interpretación será así un buen homenaje. Os invitamos a compartir este recuerdo con nosotros. Los conciertos mencionados son los siguientes: el 12 de Diciembre, a las 18.00 h, en la basílica de San Francisco el Grande, que constituirá el homenaje principal; el 18 de Diciembre, a las 20.15 h, en la Iglesia de María Auxiliadora (Salesianos de Atocha), c/ Ronda de Atocha, 25.

Un cordial saludo,
José Carlos Conesa Secretario del coro Cantores de Santo Tomás

Ver programa de próximos conciertos >>

 

Carta del coro Divertimento (29 de noviembre de 2010)

La verdad es que fue estupendo y la gente de mi coro que hizo el viaje lo pasó muy bien y vino muy contenta: El concierto, la participación en  el Cantantibus y el Adiós con tantos  y tan buenos cantantes, las visitas al pueblo, a la Ponti y a la playa de Oyambre, las batallitas que les contamos Juan Uruñuela y yo, el estupendo alojamiento y cena,  vuestra simpatía...todo hizo que resultaran un par de días sumamente agradables y que todos y, sobre todo por su abundancia, todas volvieran encantadas.
Así que, de nuevo, muchas gracias por ... esta experiencia de amistad, música y recuerdos...
Además, como Cristina ha resultado una estupenda camarógrafa, hemos podido escuchar y  revivir, de forma casi inmediata y muy lograda, la vivencia musical con la bonita grabación que has colgado. Por cierto, en lo que a mí personalmente respecta, me hizo una especial  ilusión encontrarme  y hablar con Honorio al que no había vuelto a ver desde entonces.
Espero que tengamos ocasión de seguir en contacto, tanto directamente como a través del blog, para programar futuros encuentros aquí y allí...

 Juanjo Garnica

 

Carta de JoséMa Ruiz Marcos (17 de febrero 2011)

Los héroes de Febrero en Comillas

Gregorio Azagra nos envía otra de sus sublimes muestras. Me ha impresionado más esta melodía “Madre de amor y consuelo...” ahora y en su versión azagrense que cuando la oí en Comillas, era algo más bien lejano en mi vida. Y raras veces cantada. En cuando a la segunda melodía, debo confesar que en mis tiempos no fue conocida. Pero Azagra es un mago. Como recuerdos de “Febrerillo loco” figuran en primer lugar los salvajes días del invierno, sin calefacción, con la gripe, sin agua caliente en los lavabos, los sabañones en manos, nariz y orejas. Era algo parecido al heroísmo. Héroes de una guerra perdida, camino del destierro Ya de filósofo de tercero, bajé una vez de mi cuartucho del piso superior a visitar al Rector Baeza. Era la época de la gran gripe de 1947, yo hacía, por cierto que en Latín, el diario del Filosofado, en mi cargo de Bedel de comunidad. Al besarle la mano se sobrecogió de espanto: ”Pero hijo, estás helado”.

En Comillas/Madrid tuve acceso a mi Diario 1946-47, se me permitió fotocopiarlo, claro que en presencia de un testigo, como Dios manda. Hubo días con hasta 80 filósofos en la cama, dos de ellos acabaron tuberculosos y yo acompañé a uno hasta su casa de Tornavacas en Cáceres. Os contaré otro día las peripecias de este viaje con él, en Marzo ya de 1947. Tanto el médico de Comillas (Regatillo, hermano del canonista) como el Hermano Castillo, los dos estaban griposos y fuera de combate.Yo organicé (motu proprio, no había a quién ,recurrir...un grupo de sobrevivientes, unos diez, que poníamos termómetros en la axila, registrábamos escrupulosamenrte los resultados, repartíamos la comida y ayudábamos en la limpieza. Estudiar, no estudiábamos, ni los “enfermeros” ni nadie. Como hubo varias recaídas, se me ocurrió “decretar” (por unanimidad, desde luego) que todos los agripados deberían pasar tantos días sin fiebre pero en la cama como los que habían pasado en ella y con calentura.Y lo llevamos a rajatabla.Les llevábamos libros para mayor consuelo y no les pusimos la Tele, porque no la había. Otro día seguiremos el cuento, si os interesa, JoséMa

 

 

Carta de Xabier Erauskin (24 de marzo 2011)

A Gregorio Azagra y Rafa Manero con mi devota admiración

Bergamín, escritor del 27 y su música callada

Soy y he sido siempre un mero amateur de la música. Así al menos me considero con mi somero curriculum "scolano" de apenas un par de años y otros dos en la "cabina de radio" retransmitiendo con Bernardino Martinez Hernando las misas dominicales para radio Santander y la Semana Santa para radio Nacional. Mi relación con el P. Prieto no fue tampoco demasiado estrecha a pesar de que, aún hoy, le siga agradecido por haber cargado en un viaje desde Roma con aquel viejo acordeón "Settimio Soprani" que ahora duerme en casa. No creo que el P- Prieto pensara que años mas tarde lo iría a profanar acompañando "riancheiras" regadas con alcohol a bordo de los bacaladeros de Terranova.. Reconozco, por otra parte, que en mi particular binomio literatura-música siempre han tenido mas peso las letras aunque la música (escucharla, oirla, sentirla) siga siendo una maravillosa debilidad fraguada en la lejana retorta de ensayo de Comillas. Al filo de los magníficos comentarios de Rafa Manero, y al albur de las sorprendentes y extraordinarias recreaciones digitales musicales de Azagra y del propio Manero me he animado a presentar en nuestro blog el impar pensamiento musical de un escritor de la generación del 27 al que tuve la fortuna de conocer de cerca en el último año de su vida. Era José Bergamín, cuya vocación inicial según su mejor biógrafo, Gonzalo Penalva, fue la de compositor ("consiguió un vastísimo conocimiento musical y publicó sus primeros artículos, bajo seudónimo, sobre este tema"). Hoy, para abrir boca, recojo algunos de sus geniales aforismos musicales repartidos a lo largo de su vida. Prometo continuarlos en otras entregas; - La música es el puente de plata del pensamiento. - La música es la puerta secreta del silencio. Una introducción a la muerte. - El número es la prisión silenciosa de la música. - Cuando oímos música, nuestros ojos piden luz -!más luz!- como los de los ciegos. - Se ha equivocado usted, señora; al concierto no se viene a rezar. - La música, como la nieve, reduce y aprisiona el silencio; blandamente, como un sudario inmaculado envuelve un cuerpo muerto. - La literatura musical tapona los oídos, dejándolos sordos para la música. - La guitarra y el violín no pueden estar juntos: se maltratan. Pero, en cuanto están separados, el violín suspira sollozante por la guitarra y la guitarra se traga dolorida su remordimiento, quejándose hondamente. - El violín tiene también su alegría; sensual y mística; ascética, desesperada. Pero hay que saber arrancársela; sin caricias, violentamente, aunque se le salten las cuerdas. - No quiero tocar con el clarinete- decía el piano-; en cuanto me descuido se me echa encima, como si no supiera hacer otra cosa mejor que pisarme a mi la cola. - El violín del gran virtuoso es un zapato tan lustrado que rechina de gusto. Porque el violinista pone un entusiasmo de limpiabotas en tocar su violín, en sacarle sonoramente tanto brillo que parezca un espejo: un espejuelo al que van a chocar los melómanos entontecidos como alondras.. - La música que piensa, sueña; la que no piensa, duerme. - El pensamiento mas profundo, canta -decía Carlyle-. Por debajo de la música, como por debajo del mar, hay suelo, tierra, fuego y aire: pensamiento. - Fuga. !Cómo escapas, divina música, a los que te persiguen! - Rima. !Cómo huyes, humana poesía, de los que te buscan!

Un abrazo. Otro día, más. Javier

 

 

 

De te fabula narratur
(Horacio)

 

Estábamos hojeando Jesús Mauleón y yo el libro de Carlos Muñoz “El eco de aquellas voces”. La marea de recuerdos y evocaciones iba en aumento. La nostalgia nos llegaba ya a la altura del pecho. Al volver la página 214 nos detuvimos ante una foto: Concierto de la Schola con la Orquesta Municipal de Bilbao, en el Teatro Pereda de Santander…4 de marzo 1952. Con el dedo fuimos recorriendo las filas de los contraltos. De pronto le dije: “Mira, éste eres tú”. Todavía nos entretuvimos en identificar diversas caras. “Espéra men gar en”…Era el atardecer. Uso esta expresión de Demóstenes en su Pro Corona, para precisar con cierta solemnidad el momento del día, punto y hora en que esto ocurrió..
Al día siguiente me leyó este poema titulado Alguien me dice: “Éste eres tú”.
Cuando lo hayáis leído, comprobaréis cómo se cumplen en él las palabras que dejó escritas Bécquer sobre una poesía “que brota del alma como una chispa eléctrica, que hiere el sentimiento con una palabra y huye…” Y cuando hayáis sentido ese toque tan íntimo, caeréis en la cuenta de cuál es la misión más alta del poeta (“¡Poetas, expresadnos!”). No habla sólo de sí mismo: “De te Fabula narratur”, habla de ti y de mí.

Rafael Manero (19 de abril de 2011)

(El poema fue publicado en la Revista de poesía “Río Arga” nº 130, 2º Trimestre de 2009).

 

 

Alguien me dice: “Éste eres tú”

                                                                  A mi amigo Rafael Manero 
 

Alguien me dice: “éste eres tú”.

Miro al libro y te reconozco al instante: estirado, despierto,

apenas quince años, tienes cara aún de niño.

Y me digo al instante: “éste soy yo”. Y un terremoto,

más de medio siglo de tierras, sacudidas de tiempo, piedras, rota melancolía

me suben por el pecho,

rajan  de pronto el suelo donde piso.

                                                                    Pero tú, impasible,

guardas una serena compostura

en los momentos previos a un concierto,

rodeado de caras detenidas

fuera de toda edad y como vivas para siempre.

¿Sabes que este concierto

comenzó y acabó, y que un turbión de música, ruidos, calendarios furiosos,

rodó sobre vosotros, sobre ti y sobre mí,

nos arrancó de cuajo los papeles

y aceleró implacable 

el desatado arrastre de la vida?

En medio de este súbito

recio desbarajuste,

tengo para ti una buena noticia:

no has muerto aún, estás, estoy aquí contigo

y me quedo suspenso ante tus ojos

y tu frente, cargados de futuro,

de esa noble inocencia adolescente,

tan tuya como mía

y esa conciencia confiada, clara,

de estar bien vivo, y ser aún casi un niño

fijado en esta foto para siempre.

Tengo todo el derecho a tutearte, a quererte,

aunque tú estés ahí más arriba que yo,

por más alto en la vida.

 

 

 

Y no puedes negarte a que hoy me apropie

de esa mirada limpia, ajena a los temores,

de esa segura ingenuidad que te permite

mirar sin miedo sobre el hombro del tiempo.

Porque tú eres (yo también ahora que te miro

desde mis ojos fatigados, casi

desde la ancianidad como una falsa altura)

ese cuerpo, ese mirar a luz erguida,

aún no zarandeado por vaivenes oscuros

que sin piedad te avisen de la muerte.

 

Oh, no sabes bien qué alegre sobresalto,

qué regalo casual e inmerecido

encontrarte hoy aquí, toparme

de nuevo en ti conmigo,

retornar a ese monte

de inexpugnable adolescencia

con que miro aún al mundo

desafiando muros, vientos, ejércitos

de años embravecidos, ciegos y en son de muerte

contra ti y contra mí.

                                       Qué recio sobresalto,

casual, inmerecido, para luego

volver a remirarte, alzarme en los escombros, sonreír apresado

de melancólica ternura,

verme contigo puro, vencedor ignorante,

vuelto a vivir,

en trance de cantar feliz en un concierto

desafinado, hermoso,

que todavía desconoces,

e interpretar contigo hasta el final aplauso de unas manos de Padre

el bello, prieto de disonancias, fascinante

programa de la vida.

 

          Jesús Mauleón                                                        (Mayo de 2009)