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"Venite Populi" por Rafael Manero Acabo de escuchar por enésima vez el Venite Populi de Otaño en la versión digital, maravillosamente conseguida, perfecta, de Gregorio Azagra. El asombro ante la grandiosidad de este motete, la emoción inexplicable, ese sentirse conmovido hasta la raíz del ser, cuando el órgano alcanza la plenitud de su fuerza expresiva, son experiencias de las que uno no acierta a dar una explicación medianamente inteligible. Otaño subtitula esta obra como “Antiphona ex antiqua liturgia gallicana in honorem S.S. Sacramenti”. Y basa todo su desarrollo en tres temas, que proceden del gregoriano. El primero , el de llamada: “venite populi”. Tiene un perfil como de toque de trompeta, pero de una trompeta sumamente íntima, que va dibujando su invitación a través del diálogo de tenor y barítono. Esta parte es de una tranquila y sostenida serenidad. Nada hace presentir lo que va a venir; pero hay algo, una nota pedal en el bajo, que se prolonga a lo largo de muchos compases, que insensiblemente va caldeando el ánimo, sumiéndolo en un profundo recogimiento y disponiéndolo para el estallido del clímax. Con la irrupción del “órgano pleno” se inicia el segundo tema, el de la adoración: “Ipsum solum adoremus…” A partir de este momento, la música ya no pierde altura, sino que se va remontando a unas cimas increíbles con el desarrollo del último motivo,“cum angelis clamantes”: unas progresiones ascendentes que culminan gloriosamente en los Alleluia finales.
SOÑANDO EN PEÑA REDONDA Esa atrevida balconada sobre el mar ha sido el escenario de muchas de nuestras divagaciones, en aquellas largas tardes de Mayo, en las que, para descansar de las tesis, nos acercábamos al mar con un libro de versos bajo el brazo. Guardo un ejemplar de la "Primera antología de sus versos" de Gerardo Diego, con la huella de una ola, una mancha amarilla entre sus páginas, que me sorprendió acurrucado en una de sus grietas, mientras leía aquello de
"Pone al copiarte
mi espejo, La luz de la tarde iba entornando los párpados, casi imperceptiblemente, en un cielo sin nubes, y el silencio se condensaba en el rítmico estallido de las olas.
Esta es la composición de lugar. |
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Teresa Ruipérez García
por Alejandro Rivas (13 de noviembre de 2009)
Elisa Álvarez Jiménez Autobiografía, 4 de diciembre 2009 Me dedico a la música y soy profesora superior de Piano y licenciada en Pedagogía; dirijo el Coro San Julián de Herrera de Camargo que fundé hacia 1993. De vuestra Asociación tuve noticia a través de Enrique Campuzano, el mismo día que se presentó en Comillas el libro El eco de aquellas voces; Rosa Conde y yo íbamos a la presentación pero un avería en el coche nos dejó a medio camino. Desde entonces he seguido muy de cerca el desarrollo de la Asociación por Campuzano y Rosa. Llevo varios años estudiando y buscando información sobre la Schola de Comillas, sus componentes, obras, biografías... Estoy trabajando en un índice de la Revista Música Sacro-Hispana que fundó el P. Otaño y tengo muchos proyectos..He visto en vuestro Blog que Ars Poliphonica interpretó obras del P. Prieto en las XII Jornadas Internacionales de Música Coral de Astillero-Guarnizo; quiero que sepas que mi Coro también interpretó obras del P. Otaño en la XI edición de dichas Jornadas y en otras ocasiones. Así mismo hemos cantado un villancico del P. Otaño y otro del P. Prieto, que volveremos a interpretar en Muriedas y el 19 de Diciembre en el Concierto de Villancicos en la parroquia de Herrera de Camargo. Elisa. "
Estreno del Salmo Miserere de Prieto en 1951 por Rafael Manero (16 de noviembre de 2009) El
Salmo Miserere a 6 voces mixtas del Padre Prieto se estrenó en los
Laudes del Oficio de Tinieblas del Jueves Santo del año 1951. Su
preparación con el ensayo por voces había suscitado una gran expectación
entre los miembros de la Schola. Los grandiosos Misereres de Goicoechea
y de Otaño eran para todos nosotros verdaderas cumbres de la música
religiosa y, sin lugar a dudas, las obras más hodamente sentidas de toda
la Semana Santa. Olabarri nos ensayaba a los tiples. Una obra coral
descuartizada por voces es como una escultura griega a la que le
faltaran los brazos, incluso la nariz: algo que deja en el alma como un
presentimiento de belleza, junto a una desazón de manquedad.
Inevitablemente recordábamos y comparábamos internamente lo que
estábamos aprendiendo con lo que íntimamente habíamos degustado en las
obras de Goicoechea y Otaño, interpretadas en su plenitud. Llegó el día
del primer ensayo de conjunto. Lo recuerdo perfectamente, porque en el
fondo del alma todos deseábamos que aquello estuviera a la altura de
aquellas majestuosas cumbres, que tanto admirábamos. Se hizo el
silencio. Después de dar el tono, Prieto dio la entrada a las voces
graves. Un recitado de carácter gregoriano, sumamemte sobrio, pero que
venía hacia nosotros, hacia las voces blancas, con una emoción
contenida, nos proporcionó el subsuelo para que nosotros entráramos con
una sencilla nota tenida. ¡Pero qué comienzo! El padre Prieto nos hacía
abrir la expresión, y la primera frase "Miserere mei" fue a descansar en
"Deus". El "secundum magnam misericordiam", con la complejidad de las
seis voces en crescendo, alcanzó su climax en la sílaba "cor",de
"misericordiam", para descender y serenarse en un final hondo y
sentido. Lo recuerdo perfectamente: quedamos sobrecogidos y ropimos a
aplaudir. Sí, a aplaudir. No lo he soñado, ni me lo invento. Lo recuerdo
perfectamene. Santiago Rodriguez Pinedo su perfil (14 de Diciembre de 2009)
Estuve en Comillas desde el
1959 hasta el 1963. Gregorio Goicoechea: una "venganza" amistosa
Goico y yo mantenemos desde hace
algún tiempo un pleito amistoso. Él me envía algunas de sus piezas
musicales preferidas para compartirlas en el Blog. Yo le insisto en la
necesidad (aconsejado también por otros) que la ilustre con el título,
el autor y un par de lineas de comentario. Hasta ahora, con alguna
excepción, él había mentenido su linea "creativa" y yo la "escolástica". Alejandro |