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1925. La Schola en el entierro del Marqués de Comillas.
(Arcadio Fernández el 19 de abril de 2011)
Hace
algún tiempo Arcadio Fernández había enviado, para publicar en el
blog, una reseña sobre el entierro del Marqués de Comillas en 1925.
Lo había encontrado en la biblioteca de Comillas pero había olvidado
tomar la referencia exacta de la publicacción. Ahora, con toda la
información pertinente y aprovechando la fecha del aniversario, lo
ponemos a vuestra disposición.
La
pasada semana leí en la biblioteca de Comillas un hermoso pasaje
sobre la muerte del Marqués de Comillas. Se me ha ocurrido que
podrías poner en el blog el siguiente resumen, sobre todo por ir
poniendo las piezas musicales que la Schola interpretaba en las
distintas épocas. Gracias a lo que se va publicando en el blog estoy
disfrutando de música que no había oído nunca.
LA SCHOLA EN EL ENTIERRO DEL MARQUÉS DE COMILLAS
Don Claudio López, segundo marqués de Comillas, falleció en Madrid
el 18 de abril de 1925. Amortajado con el hábito de jesuita, delante
de su cadáver acudieron a llorar cuanto de grande había en la corte:
los Reyes, los Prelados, los políticos y la nobleza.
Llegó su cadáver en tren a Torrelavega a las siete de la mañana. En
Cóbreces los monjes trapenses y las educandas del colegio de las
Hermanas de San Vicente rezaron un responso ante el difunto marqués.
En la iglesia parroquial de Comillas se ofició una misa,
interpretando la Schola Cantorum de la Universidad Pontificia las
siguientes piezas musicales:
-Misa de requiem a tres voces de PEROSI
-Ofertorio de GOICOECHEA
-Sanctus, Benedictus y Agnus de PRIETO
A continuación recibe sepultura en la Capilla Panteón de su Palacio
de Comillas.
El 30 de abril se celebran los funerales por el marqués en las
minas de Ujo, donde el capellán de Hullera Española, el comillés D.
Eduardo Fernández de Cabo, comienza el sermón: "En esta hermosa
iglesia (la de Bustiello) que tiene más de Catedral que de
capilla...."Rafael
Manero dijo:
Arcadio: tu interesante aportación con la reseña de la Schola en el
entierro del Marques de Comillas ha removido ese magma de confusos
recuerdos que uno guarda de sus primeros años en Comillas. No porque
yo estuviera presente en aquel solemnísimo entierro, claro está
(faltaban aún diez años para que yo naciera) sino por lo que
refieres sobre lo que cantó la Schola en aquella ocasión. Resulta
que en el año 49, o cosa así, murió un miembro de la familia del
Conde de Güell, heredero del Marquesado. El Coro reducio actuó en el
Panteón y probablemente se interpretó el mismo programa. Lo que más
recuerdo de él fue el Ofertorio de la Misa de Requiem de Goicoechea.
El solo del "sed Signifer Sanctus Michael..." lo cantó Miguel
Eizmedi. Una maravillosa voz para un maravilloso ofertorio. Un
cordial saludo. Rafael
Lino Uruñuela Nájera dijo:
En algún sitio, no recuerdo dónde, leí que en el funeral por el
Marqués la Schola cantó por primera vez el "Libera me" de Cassimiri.
Esta es una pieza que me sobrecogía cuando la cantábamos siendo
niños en Comillas, probablemente porque siempre iba ligada a la
muerte de algún profesor o hermano que conocíamos bien. Era nuestra
primera vivencia de la muerte en un ser cercano.
Alejandro Rivas dijo
Amigo Lino, yo también guardo un recuerdo similar. Me estremecía
cantar esa pieza tan dramática y sentirme unido a la masa coral. Sin
embargo no recuerdo esa sensación asociada a ninguna muerte: era la
música, la polifonía, la que me fundía con el sentido profundo de
esos textos que apenas comprendía: "quando coeli movendi sunt et
terra..." Hace tiempo que busco una interpretación coral de esa
pieza, sin éxito por el momento
Rafael Manero dijo
Ramón, tú siempre tan sorprendente con tus descubrimientos. A
propósito de los recuerdos que me ha suscitado Arcadio con su
crónica del entierro del Marqués, tengo dos o tres acontecimientos
fúnebres (entierros de primerísima clase) que no sé en qué año
situarlos ni quienes fueron los difuntos protagonistas. El primero
debió de ser en el año 49 o en el 50. Algún miembro de la familia
Güell debió morir, porque en la foto (que he enviado a Alejandro) en
la que estamos retratados todos los que acudimos en Peregrinación a
Roma el año 50 (Año Santo), todos los miembros de la familia del
Conde llevan luto (brazaletes y corbata negra) El otro entierro,
años después, debió de ser el del Conde. Yo creo que en ambas
ocasiones se cantó lo mismo en el Panteón...Cuestiones que propongo
a tu incansable espíritu investigador. Estoy seguro de que ajustarás
el objetivo de tu cámara y nos darás unos espléndidos primeros
planos de semejantes aconteciminetos. Un cordial saludo. Rafael.
Ramón Cubillas dijo:
Manero, por lo que he podido encontrar por ahí, husmeando un poco,
al margen de esa primera intervención del reducido sobre los años
1949 o 1950 de la que recuerdas el ofertorio de la misa de Réquiem
de Goicoechea, hay cuatro ocasiones notables en que intervino bien
la Schola, bien el reducido, y que hacen al caso.
La primera de ellas, cuando en 1953, el domingo 19 de abril, son
trasladados los restos del segundo marqués de Comillas a la iglesia
pública de la Universidad. En este acto se cantó el “Libera me” de
Casimiri. Todo esto lo puedes leer en esta página:
http://www.filosofia.org/ave/001/a174.htm.
La segunda, en el entierro del teniente legionario paracaidista
Antonio Ortiz de Zárate, que había muerto tiroteado en Ifni el 26 de
noviembre, allá por diciembre de 1957. Lo puedes leer en la página
16 del documento “Prensa. Años 1950-59”, que se encuentra en la
página “Archivo histórico” de la web de la Asociación.
La tercera ocasión fue la del entierro del conde de Ruiseñada, que
había fallecido en Tours, en abril del 58. En las páginas 19 y 20
del mismo documento puedes leer la crónica y ver una foto del acto.
Los funerales se oficiaron en la Universidad y después se
trasladaron los restos al palacio de Sobrellano.
La cuarta, un año después, en el aniversario de la muerte del conde
de Ruiseñada. Entonces se interpretó a Goicoechea y Casimiri. Esto,
en el mismo documento, pág. 21.
Ese otro entierro “de primerísimo clase”, y primero que recuerdas,
deberá esperar algo. Trataré de encontrar algo.
Ramón Cubillas dijo:
Buena memoria, Manero. Según leo en La Vanguardia (21 de febrero de
1950, pág. 12), el día 19 había muerto en San Sebastián doña
Virginia de Churruca y Dotres, condesa de Güell, marquesa de
Comillas, etc., esposa del conde de Güell, marqués de Comillas. La
iban a enterrar en el panteón familiar de Comillas el día 22. De lo
mismo informa también el ABC del mismo día.
Imagino que sería este el entierro del que tienes recuerdo haber
tenido lugar en torno a 1950. Y lo siento, pero no hay “primeros
planos”, al menos por ahora.
Ramón Cubillas
Rafael Manero dijo
No sabes, Ramón,las satisfacciones que me has proporcionado con tus
investigacione. Uno guarda de ciertos acontecimientos como un aura
que no se deja atrapar. Quedan vagando por la memoria luces,
sonidos, incluso perfumes. Uno se ve, con roquete y esclavina,
absorto y desazonado ante las esculturas de Llimona del Panteón.
Casi sin atreverse a mirar aquellas túnicas que transparentaban la
belleza juvenil de los cuerpos y la desolación causada por la
muerte. Y vuelve a sentir aquella impalpable huella de tristeza que
dejaban flotando en el aire las músicas, las ceremonias de oro y
negro, los interminables ratos de vela de los grupos de seminaristas
ante el lujoso túmulo, en el salón del palacio, dejando perderse la
mirada, entre el aburrimiento y el asombro, por las pinturas del
friso alto. Y aquel pulular de roquetes y sotanas por la cuesta de
la Cardosa, como procesión de hormiguitas dolientes, mientras el
doblar de las campanas encogía un poco el corazón. En fin, todo
aquello, tan deshilachado y confuso, se pone en orden y adquiere
consistencia de hacho histórico, con fechas y nombres, gracias a tus
escritos, Ramón. Así es que ¡muchas gracias, Ramón!.
Rafael
La foto de referencia
Detalle
Ampliación
La colmena. Rafael
Manero
Es lo que me ha sugerido el primer golpe de vista: un agitado
zumbido de abejas, instantáneamente reducidas al silencio y a la
inmovilidad por la voz del fotógrafo: “¡Attenzione!”. Se trata de la
foto oficial de la peregrinación a Roma de la Universidad
Pontificia, con la Schola en pleno, en el Año Santo de 1950. En el
centro, en el sitio que debiera ocupar la abeja reina, aparecen un
conjunto de personas que forman el núcleo aglutinante del enjambre:
in primis. el Padre Janssens, General de la Compañía, un
obispo antiguo alumno, el Rector Magnífico de la U.P. Padre Pardo y
el Conde de Ruiseñada, heredero del Marquesado de Comillas. La corte
de V.I.P. que completan el círculo (empezando por la izquierda): el
P. Rodríguez Prieto (por si alguno no lo sabe, primo carnal de los
hermanos Luis y José Ignacio), el P. Rodrigo y los miembros
masculinos y femeninos de la familia del Conde. Y, modestamente, un
poco como fundido con pequeños de la Schola, el P. Prieto. El
resto…¿quién sería capaz de aventurar lo que bulle dentro de cada
una de esas minúsculas cabecitas, cerebros todos estructurados
escolásticamente o por estructurar? Estamos ante la fachada del
Jesú, la iglesia-madre de los Jesuitas. Al cabo de medio siglo,
volvimos a fotografiarnos Natxo Zurbano y yo en ese mismo escenario.
¡Pero ya nada era igual, siendo lo mismo! La fachada salió en
nuestra cámara digital encogida y sin gracia, como una cabeza que
hubieran reducido de tamaño los jíbaros. Y cada uno de
nosotros…¡Quantum mutatus ab illo! ¡Tan distintamente iguales a los
que aparecíamos aglutinados en ese oscuro enjambre silencioso e
inmóvil! Podéis manejar el zoom y comenzar a poner a prueba vuestra
memoria y vuestras habilidades de fisonomistas:
Rafael Manero
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